El té es la bebida más consumida y más antigua del mundo , más que el agua, el café, la cerveza o los refrescos.Existen cinco principales tipos de té: té blanco, té rojo, té verde, té negro y té oolong. Cada uno con sus dostintas propiedades, beneficios y sabor.Hoy en día, el té, es una bebida cultivada en muchos rincones del mundo debido a su alta demanda.
El origen de estplanta se sitúa en la siempre misteriosa China, hace casi 5 mil años. La más popular de las leyendas sobre su nacimiento dice que, allá por el 2.700 a.C., el emperador Shen-Nung dispuso, como medida higiénica, que se hirviera el agua antes de beberla. Una tarde, mientras esperaba que su agua se enfriara, una hoja cayó en su cuenco. Al probar esa agua coloreada, Shen-Nung se sorprendió con su sabor, y decidió comenzar a beberla todos los días.
El té se convirtió rápidamente en una costumbre en toda China, especialmente entre los siglos IV y V, aunque la edad de oro llegó durante la dinastía T'ang (618-906). El escritor Lu Yu (733-804) escribió el Cha Ching, conocido como "el libro sagrado del té", en el que, entre citas de filosofía zen y del taoísmo de Lao Tsé, explicaba cómo la infusión formaba parte trascendental de la armonía cósmica universal.
La leyenda más difundida sobre la introducción del té en Japón dice que fueron monjes budistas zen, seguidores de Lu Yu, quienes llevaron la bebida hacia el "imperio del sol naciente". Allí, con el tiempo, se desarrolló una compleja e insuperable ceremonia: la sagrada ceremonia del té, o Cha-no-yu, una de las costumbres más famosas y arraigadas de la cultura japonesa.
La expansión del té hacia Occidente fue sólo cuestión de tiempo, desde que en los siglos XIII y XIV los centros de comercio europeos comenzaron a relacionarse con Asia. En 1595, el holandés Jan Huygen van Linschooten publicó una crónica de sus viajes al Japón en la que describía minuciosamente la ceremonia del té, y poco después la Compañía Holandesa de las Indias Orientales llevó el primer gran cargamento a Europa. La bebida comenzó a imponerse en varios países, especialmente en Inglaterra, y el Imperio Británico se encargó de diseminarlo por todo el planeta.
Inicialmente lo importaba de China, pero disputas políticas y económicas hicieron que promediando el siglo XIX los ingleses decidieran desarrollar nuevas plantaciones en la India y Ceilán (hoy Sri Lanka), que se convirtieron así en grandes productores. Tan importante llegó a ser el comercio del té que, en 1773, una protesta por los altos impuestos que gravaban su importación desató una protesta de los residentes de Boston contra la "madre patria" Inglaterra. El hecho, conocido como Boston tea party, fue uno de los detonantes de la independencia norteamericana, declarada tres años después.
También el azar intervino en el milenario camino del té, ya que el popular té ahumado ruso surgió accidentalmente, en las largas caravanas que llevaban los cargamentos de China a Rusia. Por las noches, los comerciantes encendían fuegos para calentarse y cocinar, y el humo que penetraba en las sacas y canastos fue ahumando el té. El zar Alejandro lo llevó en 1814 a París, y rápidamente se hizo popular también en la capital francesa.
En 1904, dos inventos aparecidos en Estados Unidos revolucionaron para siempre el comercio de este producto, sobre todo en el mundo occidental: en enero de ese año el comerciante neoyorkino de café y té Thomas Sullivan mandó a sus clientes muestras de té en pequeñas bolsitas de muselina, y la sorprendente comodidad que representaban hizo que Sullivan recibiera en pocas semanas cientos de pedidos. Nació entonces el té en saquitos.
Por otro lado, en la Feria Mundial de la ciudad de San Luis, el inglés Richard Blenchynden vendía en su stand té de la India, pero el calor conspiraba contra su negocio. Entonces se le ocurrió servirlo con hielo. El instantáneo éxito de su invención dio nacimiento a la floreciente industria del té helado, o iced tea, muy popular en Estados Unidos.
Gracias a exquisitas y novedosas mezclas, el té vuelve a disfrutarse. Una tendencia que se impone incluso en platos, tragos y postres. Aquí, la historia, las claves y las variantes de un ritual milenario que llegó desde Oriente.
Estas mezclas, tanto como la utilización de sus hebras en gastronomía —formando parte de platos, tragos y postres—, son algunas de las tendencias más novedosas en el fascinante mundo del té, un mundo que vincula a Oriente con Occidente desde hace cientos de años y que hoy atrae a numerosos aventureros a los tea trekkings (trekkings de té) que recorren las plantaciones en las laderas de los Himalayas, y da espacio a que los especialistas en té —también llamados sommeliers de té, o simplemente "narices"—, apliquen su experiencia en la detección de las mejores cosechas y acierten con las combinaciones óptimas. Como Inés Berton, perfumista especializada en té a quien mucha gente conoce simplemente como "la chica del té", y que desde Tealosophy, en Recoleta, combina los más diversos alimentos con cosechas exclusivas de té negro de Darjeeling o el exquisito té blanco, conocido como "el champagne" entre los tés, que se cosechan con el método imperial, sólo dos días al año, y durante el amanecer.
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